sábado, 31 de octubre de 2009
El tiempo
El tiempo es infitivo e incalculable. El pasado lo sabemos, el presente lo podemos ir construyendo y el Futuro es impredecible. No hay límites dentro del futuro, podemos crear un sin fin de ideas, anhelos y respuestas a nuestros sueños. Es una Utopía cargada de magestuosidad hacia la verdad que quisieramos ver dentro de la vida, de nuestra vida.
El presente se construye a través de nuestro esfuerzo, de pequeñas metas que se cruzan con la perseverancia. Creo que hay límites, límites que se construyen a través de nuestra mente. Si pudieramos manejar racionalmente lo que pensamos y sentimos incorporandolo a nuestros actos, la vida de cada uno seria un ideal.
En cuanto al pasado, siempre es parte de nuestra experiencia presente. Cada día que vivimos tenemos en mente una parte de lo sucedido tiempo atrás, eso es importante para mejorar el presente y construir un futuro que nos llene plenamente. En el pasado improvisamos, cometimos errores y acertamos en lo que creiamos perfecto, pero en el presente ya todo es mejor: lo que un día nos causó problemas, hoy ya es una solución posible, porque sabemos las causas y consecuencias de lo que producia. Esto es lo que nos hace crecer como personas, es lo que entendemos como "ser cada día mejor".
"Creo que lo vivido hoy me enseña a crecer, para que un día pueda ver sólo recompensas en mi existencia"
"Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
u hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡No volverán!
Volverán las túpidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar.
Y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán;
Pero aquellas cuajadas de ocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡No volverán!
Volverán el amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará;
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡Así no te querrán!"
Rima LIII de Gustavo A. Becquer.
Escritor Post-romántico.
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